martes, 3 de abril de 2012

GOMIZTEGI

GOMIZTEGI, UN CASERÍO VASCO POR LA DIVERSIFICACIÓN ECONÓMICA, LA FORMACIÓN DE PASTORES Y LA DIVULGACIÓN

El caserío Gomiztegi se encuentra a unos tres kilómetros del Santuario de Arantzazu, en pleno Parque Natural de Aizkorri-Aratz. Comprado en su origen por los franciscanos del Santuario, actualmente es gestionado por la Gomiztegi Kooperatiba. Principalmente elabora de forma artesanal queso Idiazabal con leche cruda del rebaño de ovejas latxas que pastan en los prados del parque natural. Pero también ha diversificado su economía: con nuevos tipos de quesos, con la venta de corderos, la lana o con la organización de una escuela de pastores. La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente pasó una jornada en el caserío y mantuvo una fructífera conversación con Bautista Otaegi (Batis), responsable del caserío y coordinador de la Artzain Eskola, la Escuela de Pastores del País Vasco.

Gomiztegi desarrolla actualmente diversas actividades en el medio rural, ¿puedes comentarnos cómo os organizáis?

Bueno, Gomiztegi Kooperatiba toma el nombre del caserío (baserri) Gomiztegi donde realizamos nuestra actividad, tanto la de gestión del rebaño como la actividad formativa y divulgativa. Nos organizamos a través de la Asociación Gomiztegi, en euskera Gomiztegi Elkartea, que la conforman por una parte los franciscanos del santuario de Arantzazu, que han aportado a esta asociación el rebaño, la base territorial y las instalaciones; por otra parte, Itsasmendikoi (IMK), que es el instituto de formación, inserción y desarrollo rural del Gobierno Vasco, que ahora se llama Hazi, que invirtió en las instalaciones formativas y financia a través de una licitación los programas formativos; y finalmente la Diputación de Gipuzkoa, que financió las instalaciones productivas, lo que es el ordeño mecánico, la quesería y las instalaciones en sí para los animales.

¿Con qué objetivos se creó esta asociación?

Con la creación se marcaron tres objetivos. Primero, realizar una adecuada formación, bien para los jóvenes, bien para los adultos, haciendo además una monitorización de proyectos a aquellos jóvenes que quisieran asentarse en el sector. Lo segundo sería predicar con el ejemplo, es decir, gestionar el rebaño de Gomiztegi de 330 ovejas latxas en el Parque Natural de Aizkorri-Aratz con una base territorial de 30 Has para transformar la producción en queso, en Idiazabal principalmente, a lo que hay que unir los últimos cuatro años en los que hemos estado haciendo una diversificación de quesos, comercializando los corderos a través de un label de calidad y vendiendo muchas corderas para vida, o sea para repuesto de otros nuevos rebaños en el País Vasco y en algún caso también en Aguilar de Campoo, en donde existe un rebaño de ovejas latxas procedentes de Gomiztegi. Y tercero, hacer divulgación de las excelencias de los sistemas extensivos.

¿Cuáles son los beneficios de estos sistemas extensivos según vuestra experiencia?

Por una parte, el asentamiento de población en el medio rural en estas explotaciones familiares que conforman el caserío vasco, potenciando tanto a las personas como la actividad que realizan. También trabajar con razas locales, razas rústicas que están muy asentadas y perfectamente adaptadas al medio, que gestionan un extenso territorio, ya sea público, privado o comunales. Y manteniendo además las estructuras de hace más de siete siglos, como son las mancomunidades, las organizaciones pastoriles que se mantienen hoy en día y regulan los usos de estos comunales.

Los prados que usa la cooperativa se encuentran todos dentro del Parque Natural de Aizkorri-Aratz.

Sí, son 30 Has alrededor del caserío, incluido el derecho al uso de los comunales. El parque natural en sí son 12.000 Has de bosques y pastos. Y hay una parte alta, la zona de Urbía, con 2.000 Has de pastos en la que a finales de mayo suben 15 pastores con unas 6.000 ovejas, a los que se unen también los ganaderos con unas 600 vacas y 800 yeguas y se quedan en la montaña hasta finales de octubre.

En definitiva, estáis realizando una apuesta clara por la diversificación y por la calidad.

Eso es. Lo que significa: gestión del rebaño de raza autóctona, potenciar el baserri, la unidad familiar, diversificar los tipos de queso, comercializar corderos, trabajar en la formación de nuevos pastores, en la divulgación, gestionar el medioambiente, el paisaje... De hecho, una parte del paisaje que contemplamos y disfrutamos es gracias a la actividad del pastoreo con lo cual además evitamos incendios. Hemos optado por una línea de calidad, no por cantidad, no por intensificación. Producción de calidad con denominación de origen. Para mí, la diversificación económica es totalmente clave.

¿Trabajáis la lana?

Sí, también. Estamos trabajando con un pequeño laboratorio de lanas, con dos empresas privadas. A todo esto habría que añadir la diversificación de servicios: el pastor también puede encontrar en el parque natural -o en el territorio donde trabaje- una función bien pedagógica, bien de servicio para el mismo parque. O sea, se trata de buscar la multifuncionalidad de la persona en el medio para que de esa forma pueda mantener la explotación y conservar, además, un medio rural vivo.