martes, 3 de abril de 2012

ARTZAIN ESKOLA

ARTZAIN ESKOLA, LA ESCUELA DE PASTORES DEL PAÍS VASCO

La Artzain Eskola, la escuela de pastores del País Vasco, se encuentra vinculada al caserío Gomiztegi, que trabaja en extensivo con oveja latxa en el Parque Natural de Aizkorri-Aratz (Oñati, Gipuzkoa). Se trata de una iniciativa apoyada y financiada por el Gobierno Vasco que comenzó en 1997 y que en marzo de 2012 ha promocionado con éxito a su 15ª edición. La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, organización conservacionista invitada al acto de clausura, habló con Bautista Otaegi, coordinador de la escuela.

¿Cuándo empezasteis el primer curso de la Artzain Eskola y cuáles fueron las motivaciones de montar una escuela de pastores?

Empezamos en el año 1997. En 1982, una vez pasada la Transición y formado el Gobierno Vasco, se empiezan a realizar acciones a favor del pastoreo extensivo, un pastoreo que en aquel entonces estaba en extinción, la mayor parte de los habitantes del medio rural se habían marchado a trabajar a las industrias. A la gente vocacional que permaneció en el campo se le quiso dar una salida y así se planteó durante esos años realizar un cronograma de actuaciones, entre las que entraba la de conformar las asociaciones de productores de oveja latxa y karrantzana con el objetivo de mejorar la productividad de estas razas. Dos años más tarde se montó en Arkaute un centro de mejora de machos de las dos razas de oveja. Tres años más tarde se fundó la sección de queseros del País Vasco, Artzai Gazta (Queso de Pastor), para mejorar la elaboración de los quesos vascos. Y en 1987 se crea la denominación de origen Idiazabal, que resultó un gran paraguas al que se acogieron las centrales lecheras que recogían la producción de las pequeñas explotaciones extendidas por todo el territorio que trabajaban con oveja latxa.

Con estos antecedentes ponéis en marcha la Artzain Eskola.

Sí, en 1997 nos dimos cuenta que aunque había ya un entramado social asociativo muy potente que tenía capacidad de respuesta no había relevo generacional. De esta forma, se funda una escuela de pastores muy militante, la Artzain Eskola, en la que los mejores pastores envían a sus hijos e hijas a la escuela y comenzamos a crear un modelo que se asienta en la actualización de los conocimientos junto a los manejos tradicionales del pastoreo. Todo ello con la idea de asentar pequeñas explotaciones diseminadas en todo el territorio que de esa manera se conviertan en agentes vivos que mantengan el mundo rural, trabajando con las ovejas, creando paisaje –las ovejas son los cortacésped de nuestras montañas- y creando productos de calidad.

¿Qué podrías decirnos del alumnado que acaba de salir de esta 15ª promoción de la escuela?

Bueno, pues este curso lo comenzamos el 17 de octubre, así que hemos trabajado durante cinco meses y medio. Se han matriculado once personas: un santanderino, tres guipuzcoanos, un vizcaíno, un alavés y cinco navarros. De estos once alumnos, cinco disponen de base territorial en la que operar. Puedo decir que ha habido mucha vocación. Vinieron dos alumnos con proyectos en mente de crear una producción intensiva y de manera convencional. Durante el curso han cambiado de idea y van a apostar por la diversificación de la producción, van a trabajar en un parque natural, van a acercarse y a trabajar con los guías de naturaleza, van a hacer asimismo alguna acción con el departamento del parque natural. Además han decidido hacer un obrador de pan, de magdalenas, con harinas ecológicas y, por supuesto, van a poner un pequeño rebaño, pero con la idea de que la viabilidad del proyecto no provenga de intensificar la producción sino de diversificarla, con diferentes proyectos que vayan sumando. Es de alguna forma, podría decir, como agregar biodiversidad a tu proyecto, a tu empresa o a tu cooperativa. Y siempre, claro está, con la base de la utilización de materiales autóctonos y de calidad.

¿Cómo se puede ir extendiendo la concienciación en la sociedad de los beneficios del consumo de estos productos autóctonos, artesanales, de calidad?

Esta reflexión la tuvimos en septiembre pasado en el think tank en el que tomó parte de una forma muy valiosa la directora de la Fundación, Odile Rodríguez de la Fuente. Llegamos a una conclusión en aquel encuentro, en aquella puesta en común de ideas. El punto fuerte de nuestro sistema estaba en el “buen hacer”. Por ejemplo, el conservar el saber hacer ancestral que guardan las poblaciones tradicionales. Potenciar al máximo el “buen hacer”, ya que la gran amenaza que veíamos es la falta de conocimiento de la sociedad -de los consumidores- del mal que hacen los sistemas o producciones industriales. Producciones que no tienen en cuenta ni al propio animal, ni al ser humano, ni desarrollan un mínimo de gestión sostenible territorial, pero que sin embargo disponen de las grandes herramientas: un buen marketing y dinero. Ante esto veíamos la necesidad de contar con variados agentes transversales, es decir, que la ganadería se tiene que unir a muchos y diversos agentes de la sociedad civil para interactuar y beneficiarse mutuamente. Por este motivo vemos como una gran aliada a la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, que conoce y trabaja en todos estos proyectos.